Mastitis
La mayoría de las veces, la inflamación de los pechos se puede aliviar con masajes, calor y un correcto vaciado de la leche. La mastitis es la inflamación de los pechos. Sus principales causas son: la obstrucción de los conductos de la leche, la contaminación bacteriana de alguna grieta en el pezón y la congestión de las glándulas mamarias. Es uno de los problemas más frecuentes durante la lactancia ?se calcula que afecta al 5% de las madres-, y muchas veces se debe a (o deriva en) una infección. Sin embargo, hay que tener presente que no todas las mastitis son infecciosas.
Dos tipos de afección
Mastitis no infecciosa: Se produce cuando el pecho no se vacía bien y queda leche en su interior. El aumento de presión en los alvéolos mamarios es tal que acaba por romperlos. La leche pasa al tejido que los rodea, ocasionando una reacción inflamatoria. Hay dos tipos:
Localizada: Se trata de la obstrucción de un conducto. Normalmente, es causada por la compresión que se hace con los dedos al sujetar el pecho durante la toma o por unos sostenes muy ajustados. Esto impide la salida de la leche, que se acumula formando un bulto doloroso. Desaparece haciendo masajes suaves por encima de la zona afectada en dirección al pezón, tratando de empujar la leche hacia él, y aplicando compresas tibias.
Generalizada: Es la consecuencia de una congestión mamaria, cuando el insuficiente vaciado del pecho llega a producir la rotura de los alvéolos. Su prevención y tratamiento es el mismo que el de la congestión.
Mastitis infecciosa: Como su nombre sugiere, implica una infección de los conductos glandulares de la mama. Los responsables suelen ser los gérmenes que se encuentran habitualmente en la piel, como estafilococos y estreptococos. Este tipo de inflamación ocasiona fiebre, malestar y signos visibles en el pecho afectado: hinchazón, enrojecimiento, calor y dolor. Para que se produzca la infección, que puede afectar a los tejidos más superficiales o a la profundidad de la mama, es preciso que estos microbios encuentren unas condiciones favorables para su proliferación y superen tanto la barrera protectora de la piel como la capacidad defensiva del organismo. De ahí que las causas más habituales de una mastitis infecciosa sean:
Grietas o lesiones en el pezón
Uso de pezoneras o compresas que mantengan la humedad
Una mastitis no infecciosa
Problemas de salud general
¿Se puede amamantar con mastitis?
Sí. Para el niño no supone peligro alguno la leche de un pecho con mastitis y para su tratamiento es imprescindible vaciarlo al máximo, de modo que suspender la lactancia, además de innecesario, es perjudicial. De hecho, un destete brusco aumenta el riego de que se produzca un absceso (acumulación de pus), que requeriría intervención quirúrgica.
¿Cómo se trata?
La mayor parte de las mastitis pueden solucionarse con relativa facilidad. El tratamiento incluye:
Tomas frecuentes
Extracción de la leche que quede tras las tomas
Compresas de agua caliente
Reposo
Analgésicos
Antibióticos. La mayoría de antibióticos, incluyendo los que pueden ser necesarios en el tratamiento de una mastitis, pasan a la leche en cantidades insignificantes y no contraindican la lactancia materna. Sin embargo, es imprescindible que estén recetados por el médico.
Si la mastitis infecciosa afecta solo a uno de los pechos, se recomienda dar de mamar con el otro sin olvidar vaciar el seno afectado con un sacaleches.
¿Qué complicaciones puede haber?
La complicación de una mastitis infecciosa es un absceso, es decir, una acumulación de pus. Este cuadro, en general, requiere de una intervención quirúrgica para drenar esa materia purulenta. Afortunadamente, los abscesos no son muy frecuentes. El mejor modo de evitarlos es tratar las mastitis lo antes posible y, si no mejoran, acudir de inmediato a su Matrona.