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Apego


Para poder conocer el significado del término apego, es interesante descubrir, en primer lugar, su origen etimológico. En este caso, se puede decir que es una palabra que deriva del latín y que es fruto de la suma de dos partes diferenciadas; -El prefijo “ad-”, que puede traducirse como “hacia”. -El verbo “picare”, que es sinónimo de “pegar” o “unir”.

El concepto de apego se utiliza para nombrar al afecto, la devoción o la estima que se siente o se evidencia hacia una persona o una cosa. Se trata de una idea que ha sido abordada por la psicología, la filosofía y la religión. Para los psicólogos, el apego es un vínculo afectivo que se extiende en el tiempo y que resulta intenso. La cercanía con la otra persona brinda resguardo y seguridad: por eso un individuo, cuando se siente amenazado o angustiado, tiende a buscar al sujeto por el cual tiene apego. Es importante mencionar que, más allá del sentimiento, el apego puede observarse a través de la conducta adoptada.

Es así como un niño con apego hacia su madre estará todo el tiempo junto a ella y buscará su abrazo. El vínculo de apego entre un hijo y sus padres, de hecho, lleva a que el pequeño sienta angustia cuando se separa físicamente de sus progenitores. Por eso es habitual que llore al quedarse al cuidado de otra persona. La denominada teoría del apego se encarga de analizar las dinámicas de estos vínculos entre los seres humanos. Los expertos afirman que, para los bebés, forjar una relación de apego con sus padres o cuidadores es imprescindible para su posterior desarrollo emocional y social. Bajo este precepto surgió la crianza con apego, una tendencia que promueve la instauración de un fuerte vínculo de apego entre los hijos y sus padres para que los niños desarrollen una personalidad independiente y segura. Hay que establecer que el primer psicólogo en hablar del apego como tal fue John Bowlby, que estableció dos diferentes tipos de aquel:

-El apego seguro, que se caracteriza porque los padres mantienen en todo momento expresiones y acciones de cariño, en muchas ocasiones como una manera de satisfacer las demandas de los niños. -El apego inseguro. Este es el que tiene lugar cuando hay carencias por parte de los padres en lo que respecta al cuidado de sus hijos. Dentro de este tipo de apego se pueden encontrar tres variantes: el ambivalente, en el que el niño tiene mal concepto de sí mismo y bien de los demás; el evitativo, en el que el menor confía en sí mismo pero no en el resto; y el desorganizado. Este último se caracteriza porque el pequeño tiene mal concepto tanto de sí mismo como de los demás.


Entre las principales causas que pueden provocar que exista una falta de apego del menor con los niños y viceversa están algunas como estas:

-Las separaciones familiares más o menos largas. -Las experiencias vitales que vivan los padres en un momento determinado. -El difícil carácter de los adultos o del menor.


Para los budistas, el apego (conocido por el término sánscrito upadana) y el deseo (trisna) son las causas del sufrimiento: para alcanzar el estado de plenitud denominado nirvana, es necesario no aferrarse a nada. Sin embargo, para nosotros los occidentales el apego tiene en nuestro desarrollo cognoscitivo y afectivo una trascendencia muy importante.

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