Mi bebé viene con Síndrome de Down
Ante la primera noticia, muchos padres y madres de niños con síndrome de Down han experimentado reacciones como las que sientes en este momento. Tener un niño o niña diferente puede descargar desde la pena o la ira, hasta el amor más profundo y verdadero. Como pareja, también ambos pueden experimentar diferencias entre como enfrentarlo, asumirlo y aceptarlo y es completamente normal que esto suceda. A modo de ejemplo te invito a ver las siguientes impresiones:
Tristeza: Algunos padres pasan un proceso de duelo porque el hijo soñado y esperado no va a nacer. Poco a poco, van aceptando al bebé, gracias al contacto y a su demanda de cuidados y cariño. El sentimiento de tristeza puede volver más adelante, incluso cuando piensen que está superado, pero se irá difuminando con el tiempo y un día, quizás antes de lo que esperan, comenzarán a disfrutar plenamente de su hijo.
Negación: Es una de las reacciones más comunes. Sentir que este problema no está ocurriendo (“esto no me puede pasar a mí"), es un recurso psicológico que permite a las personas tomarse un tiempo antes de ser capaces de afrontar la situación real.
Culpabilidad: No olviden nunca que el hecho de que su hijo nazca con síndrome de Down no es culpa suya ni está condicionado por factores externos o ambientales. Esta alteración genética se produce de forma aleatoria en 1 de cada 600-700 concepciones que se producen en el mundo.
Rabia y frustración: “¿Por qué me ha tocado a mí?” Los sentimientos de rabia o frustración son también muy comunes. Se aliviarán conforme vaya transcurriendo el tiempo y sean conscientes de que su energía y optimismo son vitales para el desarrollo y bienestar de vuestro bebé.
Depresión: Si el sentimiento de pena es muy fuerte y se sienten desamparados y abrumados por esta situación, es posible que se produzca una depresión. En este caso es conveniente buscar la ayuda de un psicólogo o experto que los oriente. La familia y su pareja serán también puntos de apoyo fundamentales para superarlo.
Hiperactividad: Otra reacción frecuente en muchos padres es la de ocuparse en multitud de tareas para no afrontar sus sentimientos. Internet ofrece una fuente inagotable de datos que pueden ser excesivos para los primeros momentos. Dedicar todo su tiempo y energía a recabar información acabará agotándolos, por lo que les conviene continuar con su rutina: pasear, ir al cine, compartir con amigos o viajar les ayudará en este proceso.
Alivio y alegría: Superado el desconcierto inicial y con la asesoría de otros padres o expertos, podrán sentir cierto alivio al conocer las aptitudes y posibilidades de las personas con esta discapacidad, así como alegría por la nueva vida que esperan.
Aceptación: Pasado un tiempo asumirán la nueva situación y estarán en condiciones de disfrutar de su bebé. Su actitud positiva y creativa para ofrecer al niño diferentes oportunidades de aprendizaje serán básicos para su desarrollo y bienestar.
Les doy también algunas recomendaciones:
Visiten asociaciones de atención a personas con síndrome de Down; en ella, conozcan a los niños y hablen con los padres y expertos que los atienden.
Infórmense sobre esta discapacidad intelectual.
Manifiesten sus emociones y permítanse llorar si les hace falta.
Esperen buenos y malos días.
Ignoren comentarios que no sean constructivos.
Descansen que les hará falta energía.
Ocúpense en tareas y actividades que les gusten.
Procuren que el niño no sea su único tema de conversación.
Preparen sus cositas juntos (cuna, ropa, coche de paseo, bañera, pañales, etc.).
Decoren el cuarto del bebé y disfruten con los preparativos.
Visiten las guarderías de su zona en caso de que vayan a necesitar una.
Comuniquen la noticia a su entorno cuando se sientan preparados.
En suma, cuidense mucho, porque son lo más importante para su hijo.