A P E G O
El apego es una vinculación afectiva intensa y duradera que se desarrolla y consolida entre dos personas por medio de una interacción recíproca y cuyo obejtivo es la búsqueda de la proximidad y vínculo con el ser amado.
Favorece los lazos afectivos entre los padres y sus hijos y mejoramiento recíproco de la lactancia natural, lo que a su vez asegura un mejor desarrollo psicomotor, optimizando la salud de su recién nacido.
El nacimiento de tu hijo(a) es un hecho trascendental de la vida y tu bebé que se había acostumbrado a una íntima relación inútero pasa a la vida exterior con un ambiente térmico inestable y un roce a veces inadecuado con su piel. Antes los ruidos viscerales de tu cuerpo, la bulla de tus fluidos daban un escenario cálido y ahora todo es desconocido, intenso e invasivo. Si a eso le sumamos el que a veces su entorno se tranforma de un lugar saturado de estímulos, con juguetes, abrazos, risas, gritos, aplausos, televisión y celulares, el apego se transforma en un desafío para él(ella).
Por todo esto, es necesario que la bienvenida sea muy acogedora. Que tu contacto con el bebé sea siempre suave, tierno y con la temperatura adecuada. Si estás tranquila, tu ritmo cardíaco será un compás que apaciguará a tu bebé y le dará quietud.
Debes tranquilizarlo frente al llanto explosivo, se recomienda aquietarlo y darle seguridad en justa medida y no en exceso ya que el resto de la vida no vivirá en una burbuja.
El apego debe ser una experiencia del buen nacer que se mantenga en el tiempo. Hay que mecerlo(a), alimentarlo, acariciarlo, asirlo y protegerlo cada vez que necesite consuelo ya que es el sustrato para la vinculación. Te comenzará a amar de distintas formas, hasta que sea tan intenso que nada los separe en lo que a los afectos se requiere. Así también la relación emocional del futuro también será saludable.
Estas técnicas deben ser instauradas por ambos padres, extendiéndose a los hermanos o círculo íntimo de la familia, hasta el resto de su infancia.
Mi Matrona, siempre contigo.